El caballo de dos cabezas. Representación en diez actos.

Reseña del libro «El caballo de dos cabezas. Representación en diez actos» de Mariela Sancari para el club de lectores de la biblioteca de TURMA por Rosana Simonassi

Cierro el libro en la primera hojeada y creo entender por qué me piden que lo reseñe.

El tema que a mi me interesa en relación a la producción de mi obra, a la reflexión sobre el arte y mis investigaciones teóricas, dónde pongo el ojo, qué prefiero leer, etc., incluso las propuestas de mis grupos de estudio, giran en torno al problema de la representación y, particularmente, el problema de la representación en el arte, o, dicho de otro modo, cuáles son los bordes por los que saltar una vez que el sentido ya esta certificado.

El libro El caballo de dos cabezas. Representación en diez actos de Mariela Sancari tiene de fondo esta misma pregunta.

Este libro se construye dando cuenta que nace a partir de algo que ya no está (el proyecto anterior del que parte, la pieza teatral que emula pero no describe, el guión de una vivencia pasada, las duplicaciones de los personajes en dobles de sí mismos, los futuros creados en la huella del presente y otras).

Qué es lo que no está mas?  Ya no importa.

Son excusas para la vitalidad y la fisios de lo real.

Escalones de la actualización donde no hay original.

Estamos frente a la recreación de una representación de otra cosa. Círculo de afirmación del simulacro. Intensidad de la apariencia. Pero, ¿qué otra cosa hay?.

Estructurado como guión técnico, indica, se involucra, marca y determina las pautas de la representación, cuestionando de paso lo que la imagen en todas sus formas y destinos tiene como misión, la duplicación del mundo.

La vivencia, actualizada y solamente viva en el presente, motorizada en el libro por medio de imágenes que escenifican la frialdad y la acción (que alejan el latente dolor de amores, fetiches y distancias familiares), extienden una historia sugerida, que desaparece pronto como literalidad, para que tome protagonismo la pregunta por la aceleración, la actividad es la escenificación. 

La sola verdad con minúscula.

Una voz narrativa que rota entre la directora, la hermana melliza 1, la autora, la actriz 2, el actor 1 ó 2, la actriz 1, la hermana melliza 2, no nos deja identificarnos, montarnos sobre el relato de alguien, ni siquiera sobre una de las variables del formato recreado. La estética de todo el libro nos lleva al ascetismo.

Hablan las hermanas. Hablan las actrices. Dialogan entre ellas. Dialogan entre ellos. La directora de la obra de teatro da indicaciones. Los actores no la entienden. Ella pide que sigan. No hay nada que entender, dice. Las hermanas son jóvenes, son viejas, son varones, es ahora, es antes, es mañana. Ellos son amigxs, son amantes.

Hacia el final hay información que tiende a ordenar, pero por suerte no diluye el maremoto anterior: Mariela parece ser melliza.

Este libro es el supuesto guión para la recreación en teatro de una serie de fotos del pasado. Por otras publicaciones sabemos que su padre puede haber muerto.

También hay cuatro páginas de teoría: Sobre la certeza, sobre la escena y la representación en relación a la imagen, sobre la cicatriz y la herida. Una capa más de actualidad.

El libro es una linea abierta que se propone como Presentación, jugando a Recrear, Escenificar o Representar. Ya no está presente aquello, nunca estuvo. Aquello se crea en la actualidad de la acción ya sin referente. 

reseña: Rosana Simonassi – ❤ @rosana.simonassi – ✎ rosanasimonassi@gmail.com

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UN TIEMPO DE GRACIA

Reseña de la publicación BARDO de Lucila Heinberg para el club de lectores de la biblioteca de TURMA por Florencia Cosin

Es domingo a la tarde, y en el fondo de una casona vieja en Buenos Aires nos reunimos a celebrar la salida de imprenta de Bardo, el último libro de fotografías de Lucila Heinberg.

Todo esta listo pero aún no comienza. En el fondo de la casa, que devino en espacio cultural, se dispusieron mesas y sillas bajo los árboles. Algunas fotos del libro están pegadas en las paredes. Forman pares aleatorios, son pruebas de imprenta, descartes de pliegos que no respetan el orden en que las imágenes se ven en el libro, pero mantienen el tono y la música que propone.

El patio se va llenando lentamente. Llegan colegas, amigos y algunos niños. Crece un bullicio. Un momento después la autora toma la palabra y cuenta.

Es un libro de fotos de un viaje. No importa muy bien cuál es el destino, es un libro que tiene una sola certeza, la certeza de que lo bello es también lo triste. 

Es un libro que pregunta, pero que no sabe cómo decir.

Toca ese momento entre la vida y la muerte, que el budismo resume con el término bardo.

Es un libro que honra la vida, su azar y su tragedia:

Un niño jugando en la vereda  y una cabra muerta.

Un muchacho joven con una ametralladora entre las manos que sin embargo sonríe.

Y el mar,

que todo lo limpia,

que todo lo lleva.

Alguien mira por la ventana de un tren

mientras una chica sale del agua,

y otros van hacia ella.

Una pareja de novios parados en la calle, de espaldas a la cámara. Están listos para casarse. Tienen toda una vida por delante. El vestido blanco de la novia deja su espalda al descubierto. La espalda representa el tiempo pasado para el budismo, las heridas no resueltas.

y la espuma del mar en las orillas,

Un niño se ha acostado a dormir. Se cubre con una manta blanca. Antes de que llegue el sueño  o cuando el niño despierta, la cámara los descubre con los ojos abiertos.

Fotografías tomadas con película, algunas veces vencida, traen postales de un tiempo fuera del tiempo.

Dos hombres que caminan de espaldas a la cámara. Vestidos de negro, con trajes casi idénticos entre sí. ¿Hacia qué sabidurías van? Solo dios lo sabe. Caminan con las cabezas bajas, mirando el suelo de la ciudad que habitan. Safed  – la ciudad hebrea en la que se estudia la cábala – .  Ha comenzado shabat. El día de descanso.

Los haluros de plata de la película vencida forman una capa de manchas amarillas sobre Safed, pero el paisaje podría confundirse con una pintura oriental. Un ascetismo gobierna la imagen, los hombres se ven pequeños y nadie los rodea. La economía del paisaje hace el silencio.

La foto de los estudiosos de la cábala es lo bello. Y esta justo en el centro del libro: su corazón.

Hay algunas imágenes a las que la autora define como autorretratos: un perro, una cabra, un cerdo y la cabeza de una cabra muerta. “Soy lo otro, me siento lo que veo” dice Lucila.

En todos los autorretratos se cuenta lo animal, lo salvaje, lo que no se conoce. Estas imágenes desde la ironía se mueven hacia la risa.

En el único poema del libro la autora escribe:

“Un amigo me regaló un tiempo de gracia,

no sé cómo lo usé,

intenté ser fiel a mí

ni idea qué es.

Mi mirada cambió

Fui feliz y me sentí culpable”

Este conjunto de fotografías reunidas como si formaran juntas un ramo de flores, ¿qué quieren decir?

Es un libro de un viaje. Y de una casa. Y de muchas casas.

Insisten los retratos de personas de espaldas, pero también insisten retratos frontales que sostiene la mirada. Paisajes donde la naturaleza se impone. Fotografías de iglesias, edificios y casas pequeñas. Antenas parabólicas vistas desde lejos y también desde muy cerca.

Las dobles páginas proponen encuentros de diferentes universos. Algunas veces parecen ser opuestos entre sí. Como dice Georges Bataille “… la existencia de un punto en el que lo divino y lo horrible, lo poético y lo repugnante, lo erótico y lo fúnebre, coinciden”. La certeza de que lo bello es también lo triste.

Es un libro que va hacia arriba pero es abajo, es bello y es macabro, es la pregunta sin respuesta. Es. Ese momento entre la vida y la muerte.

Dice la autora “este libro es una ofrenda para los que están y para los que no están”. Y se acerca con delicadeza a la ausencia,

y la presencia arrolladora del mar.

Fotografías que hablan en un lenguaje inteligible pero audible, como una música que suena a lo lejos y la fuerza de una ola que rompe en lo alto y cierra el relato.

Estamos de vuelta en el fondo de una casona en Buenos Aires.

Las fotografías de Bardo se proyectan sobre una de las paredes del patio, mientras la voz de la autora se esparce sobre ellas como una luz nueva,

sin embargo ha ido oscureciendo.

Se hace un silencio,

es de tarde y es domingo,

y en unos instantes llegará la noche,

entre tanto los pájaros pían

entre las ramas de los arboles de la casa que nos cobija

y no dejan de piar.

Es de tarde

y vendrá la noche

y habrá ahora

un libro en nuestras manos.

reseña: Florencia Cosin – ❤ @florcosin – ✎ florenciacosin@gmail.com

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PIEL DE AGUA

Reseña de la publicación Piel de agua: de Florencia Aletta

para el club de lectores por Guadalupe Faraj

Lo primero que se ve en Piel de agua, el libro de fotografías de Florencia  Aletta, es una carta de navegación.

Una hoja desplegable con agua celeste, océano y cientos de puntitos que son el número tres, el cuatro, el dos.

Números como boyas diminutas ancladas a algún secreto sumergido.

 

El mar tiene secretos, el río tiene secretos, las familias tienen secretos.

Un amigo dice que le cuesta entender cómo funcionan las orillas y mareas distintas a la de Necochea, el lugar donde nació. Porque hay rompiente, hay resaca y fuerza, pero la orilla y las mareas no son las mismas. ¿Cómo entrar en el lenguaje acuático? ¿Cómo desplegar la carta de navegación? O, mejor dicho, ¿hacia dónde ir? 

 

Con película vencida y cámaras de bolsillo, Florencia fotografió los días compartidos con su familia, mar y río adentro. En el cielo, en la proa de un barco, en la luz naranja reflejada en un vidrio. Cuando se dice en es porque pareciera que la fotógrafa se metió dentro de la luz, dentro de las turbulencias y abismos, intentando desanudar aunque sea alguna cosa. Como la fotografía de ese niño queriendo hacer un nudo con algo que no se sabe si es una soga o una serpiente, o la primera imagen donde se ve agua, cielo, y bien al fondo, una forma que funciona de paraje para los ojos, y no se distingue si es un barco o un trozo de cartulina.

 

La marea entra en la cámara con su movimiento, su masa vertiginosa y libre. Apenas abrimos el libro, el color lavado de la imagen lo deja todo detrás de un tono desteñido, como si el agua lo hubiera inundado todo. Los edificios son moles quietas tapadas por la niebla, lilas y difusas, que esperan. En cambio, aquella nube expandida es una presencia que desconoce el lenguaje: no hay antes ni no hay después. 

 

¿Todo para hablar de la familia? ¿Qué hace Flor  en este libro donde los brazos de una estrella de mar sumergida son los dedos lánguidos de una mano? ¿Qué son esas dos flores abiertas como bocas de pescado? ¿Adónde se está yendo la florcita más alejada? 

 

Los fuera de foco sostienen el enigma. Un barco tatuado en piel humana tiene como carta de navegación el brazo de un hombre, solo un cuerpo atravesado por el tiempo. La posibilidad de conocer la vida desde ese único territorio.

El brazo del hombre como el brazo de un río. También en las fotografías está la bravía de una ola que rompe. Una cabeza sacudida por energía marítima o, mejor dicho, energía fotográfica. Florencia es perseverante. Lo ha sido en el modo sutil que muchas veces tiene el agua. Uno que deja imágenes que son preguntas. 

 

Lo último que se ve es el primer plano de una materia densa. Puede ser agua, puede ser arena, o puede ser el piso de Marte. La familia como la cosa que no será develada. Acaso un mapa vacío igual al mapa que aparece en la espalda del niño que se ha quemado la piel con el sol. Mapa-piel que no indica alturas ni profundidades sino un llamado a la exploración. 

 

Piel de agua es una experiencia que parece decirnos, “Nada desanudará el enigma. Cuanto mucho tendremos experiencias”.  A esta altura, ¿hay algo mejor? 

 

 ❤ Florencia Aletta @floralitta

✎  Gudalupe Faraj @guadalupefaraj

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Wanting to meet Robert Frank

Reseña de la publicación wanting to meet Robert Frank de Damasia Garcia del Solar

para el club de lectores por Johanna Rambla

Wanting to meet Robert Frank es un conjunto de tres libros en formato de bitácora que combinan fotografía, texto y collage. Tanto su disparador como su propósito final son el deseo de conocer al fotógrafo emblemático

 

Su creadora, Damasia García del Solar, usando un tono epistolar, le cuenta a él todo lo que hace para poder conocerlo, y todo lo que va encontrando en el camino.

Damasia emprendió, en principio, un viaje a Nueva York (que finalmente serían tres) con un objetivo claro: intentar conocer a su fotógrafo preferido, Robert Frank.

 

De él se enamoró cuando era estudiante de fotografía varios años atrás. Entre miles de fotógrafos e imágenes, ella tuvo un flechazo con los collages que Robert hizo durante el duelo por la muerte de su hija. “Hubo algo sensorial que me conmovió, aún antes de saber de qué se trataban”.

Es que el autor de la famosa serie “The Americans” logró, con su trabajo más íntimo, tocar una fibra que ella relacionó también con una pérdida personal.

Durante sus tres viajes Damasia mantuvo este objetivo intacto y se movió para conseguirlo, sin embargo también se tomó tiempo para recorrer la ciudad, relacionarse con distintas personas, verse con amigos y hasta hacerse una escapada a Canadá. Todo esto, siempre, con un libro de Robert Frank bajo el brazo para que él se lo firmase.

 

En los primeros dos viajes no logró conocerlo, pero se fue acercando. Deambuló por el barrio hasta dar con la fachada de la casa, que reconoció por haberla buscado en google Earth. Conoció al vecino, que tenía un gimnasio. Lo retrató a él y a su perro, y se mantuvieron en contacto a través de mails. Logró sí, en esta instancia, conocer a la esposa de Robert, quien le abrió la puerta y se limitó a recibir un libro de regalo que Damasia le había comprado para su cumpleaños, y el primer tomo de su bitácora.

 

Mientras tanto recorrió la ciudad y alrededores, y de eso se tratan también las páginas de su libro. Lugares, personas y anotaciones siempre narradas para Robert en un inglés torpemente traducido que le suma una ternura especial. 

En el tercer y último viaje, ya con sus primeras dos bitácoras en mano, consiguió entrar a la casa y no solo conocer a su ídolo, sino también pasar un rato juntos y conversar. Robert fue muy amable, le regaló un libro y le firmó una tierna dedicatoria: “For a beautiful lady from Buenos aires, Argentina, Damasia”. También le dijo que le encantaban las postales y le pidió que le mande algunas.

“Mi trabajo está hecho del mismo modo en que pienso: desprolijo”, cuenta Damasia. 

 

Con un formato de collage, páginas desplegables, cinta adhesiva a la vista, hojas con bordes amarillentos, y textos tipeados en máquina de escribir, sus bitácoras logran darnos esa sensación de diario, de ir escribiendo a medida que las cosas pasan, y de acumular experiencias que quizás no tengan directamente que ver una con la otra, pero en su totalidad resultan una historia completa, hecha de recortes. Como la vida misma.

Hay, en esta historia, mucho del amor adolescente hacia un ídolo. Donde el objetivo final es conocerlo, contarle cuánto lo admiramos, hacerle un regalo, sacarnos una foto con él, y por último, sentir que de alguna manera fuimos parte de su vida, aunque sea en una fracción pequeña. Y lo más hermoso acá es ver, a través de sus cuadernos, cómo ella lo consigue.

 

reseña: Johanna Rambla – ❤ @shoshana.retrata – ✎ joirambla@gmail.com

Este es un libro de artista único, no hay ejemplares editados. Por consultas escribirle a su autora: damasiagdelsolar@gmail.com

 

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EL NUEVO ARTE DE DISEÑAR LIBROS

Sobre el libro de artista y otras formas editoriales expandidas.

Mariel Szlifman (Comp.), Wolkowicz Editores, Buenos Aires, 2018.

ISBN 978-987-4117-16-8.

Esta publicación aborda el género “libro de artista” o bookwork desde la mirada del diseño y el arte. Es un proyecto editorial que analiza este soporte como un medio de expresión en expansión, con su historia y posibles desarrollos en el siglo XXI. El libro está compuesto por una serie de textos de académicos, artistas y diseñadores que ensayan respuestas sobre una praxis con el libro de artista expandido.

 

La publicación vincula el diseño gráfico y editorial con el arte contemporáneo y el audiovisual, así como también sus instancias curatoriales y su exhibición en espacios de arte.

El proyecto del libro nace en la Cátedra La Ferla (Carrera de Diseño Gráfico, Fadu, UBA), a partir de una etapa de investigación y experimentación del cruce entre los medios audiovisuales y el diseño gráfico. Luego, se realizó la curaduría y producción de la exposición “Libros de artista. Ediciones expandidas” (Exposición colectiva, Salas de Arte de Fadu, 2018), instancia que permitió consolidar estos recorridos en el espacio expositivo. La publicación acompaña la exposición, y a la vez funciona de manera independiente. El libro está organizado en tres secciones: 1) Visiones de un género. Diseño, cine, arte; 2) Práctica y pensamiento. Medios, formatos, representación; 3) La exposición (catálogo sobre las obras seleccionadas). El diseño editorial y la estructura proponen una lectura transversal entre los capítulos y los conceptos se pueden trasladar a otros textos o pueden ser aplicados en las obras artísticas. De esta forma, la publicación se propone como una bitácora y archivo del proyecto expositivo, al mismo tiempo que plantea interrogantes sobre el libro de artista desde su contemporaneidad. Tomamos como referencia al artista y editor mexicano Ulises Carrión (1941–1989), a quien el título rinde homenaje y parafrasea. En El arte nuevo de hacer libros (1975) Carrión produce un manifiesto sobre el bookwork (los libros como arte) y proclama al libro como dispositivo y concepto, separado del texto literario. Este es nuestro punto de partida para pensar el Libro de artista: desde su definición como concepto, arte y diseño.

Los artículos que componen el capítulo “Visiones de un género” (La Ferla, Szlifman) incluyen teorías elaboradas alrededor del soporte realizadas por investigadores, curadores y artistas (Johana Drucker, Anne Moeglin-Delcroix, Guy Schraenen, Ulises Carrión). Así, se define el “libro de artista” como un medio artístico autónomo e interdisciplinario entendido desde el “múltiple democrático” (reproducible) ante el libro objeto o plástico. Se revisitan referencias iniciáticas claves de las décadas del ´60 y ´70 hasta producciones actuales para observar qué tipo de vertientes y usos se desarrollan hoy: desde instancias proyectuales hasta ensayísticas. Asimismo, se realiza una visión crítica de los “dispositivos escriturales”, aquellas formas de comunicación y representación que evolucionaron con el hombre para llegar a definir el cruce entre la imagen en movimiento (cine) con los soportes librescos.

En el capítulo “Práctica y pensamiento”, algunos de los artistas de la muestra “Libros de artista. Ediciones expandidas”, analizan el formato expositivo del libro hasta la instalación en relación al medio audiovisual con el cual opera; así como también desarrollan conceptualmente su trabajo, inscripto en el discurso ensayístico. Antonelia Adosi, Eleonora Pautasso y Maite Mendive nos acercan reflexiones sobre el uso de la cámara fotográfica -analógica, estenopeica, digital- como forma de exploración del mundo en relatos que van desde el autorretrato al paisaje urbano. La memoria familiar, los archivos, la ciudad, son disparadores para la construcción de objetos de diseño, mapeos e instalaciones. Augusto Daniele realiza un estudio sobre el uso expresivo del medio locativo y móvil (datos y metadatos) como forma de representación del paisaje urbano y cómo nos relacionamos con la ciudad en el siglo XXI. Nicolás Grandi recorre la definición de lo transmedia a través de dos experiencias artísticas propias donde se pone en escena lo social, lo cultural y lo político a través del deseo y el cuerpo. En su obra, el pasaje de un soporte a otro (cine, libro, web) implica siempre una forma de traducción entre imagen fija, palabra e imagen en movimiento.

Finalmente, en “La exposición” se muestran los trece proyectos seleccionados y desarrollados para la muestra. Este capítulo recopila sinopsis conceptual, fotografías y descripción técnica de las obras, a modo de documentación. La serie es el resultado de una práctica ensayística que explora el papel como soporte expresivo en el espacio expositivo, en la que se elaboraron tres tópicos curatoriales que buscan afinidades entre las obras: cartografías urbanas, autorretratos y cinegrafías. Estos ejes tejen lazos entre los elementos narrativos, expresivos y conceptuales de las obras, así como también en sus formatos expográficos. Son todas producciones recientes, que se inscriben en un mapa local y actual de esta práctica del “libro expandido” e instalado en el espacio de arte.

EL NUEVO ARTE DE DISEÑAR LIBROS se consolida como un objeto a ser usado por docentes, artistas, diseñadores y realizadores audiovisuales. Los textos e imágenes que componen la publicación son disparadores para pensar estrategias, técnicas, formatos y materialidades del libro de artista contemporáneo que puede expandirse hasta el campo de la instalación o hacia proyectos transmedia.

Fotografías: Santiago Tenenbaum

Reseña: Mariel Szlifman

 

Mariel Szlifman es profesora de TURMA del taller TRANSMEDIA: ENSAYAR LA IMAGEN, IMAGINAR LA PALABRA junto con Nicolás Grandi

BIO: Magister en Teoría del Diseño Comunicacional, Diseñadora Gráfica e Investigadora (FADU, UBA). Jefa de Trabajos Prácticos en Cátedra La Ferla en la misma Universidad. Ha dictado workshop´s y seminarios sobre Libros de artista (Bienal Nacional de Diseño, 2015, 2017; Universidad del Cine, 2016, 2017) y sobre Arte Tecnológico e Instalaciones (Escuela Provincial de Artes Visuales, Rosario, 2016; Seminario SI, UBA, 2017). Recientemente, compiló la publicación El nuevo arte de diseñar libros (Editorial Wolkowicz, Buenos Aires, 2018). Ha publicado artículos en Territorios Audiovisuales (La Ferla, Reynal (comp.), Libraria, Buenos Aires, 2011), Revista Kepes (Colombia) y en el sitiowww.maestriadicom.org. Es directora del proyecto de Investigación SI “Praxis del diseño audiovisual. Del objeto libro a la instalación” (Código PII MyC-15, FADU, UBA). Trabaja como diseñadora independiente.

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Piratería hoy

UN FOTOLIBRO, UN OBJETO

La isla del tesoro de Federico Estol, editado por CdF Ediciones

Objeto elegido: una moneda de oro

Una moneda de oro, un billete, un pasaje a otro mundo. El cuento empieza con la herencia que deja un abuelo marinero: un elemento como transporte , el boleto mágico o llave. Una moneda de oro. El pasaje a la isla del tesoro.

 

Las imágenes que devuelve Estol de las Islas Caimán muestran la piratería contemporánea. Arman un juego temporal paradójico, que homologa los piratas del siglo XVI (o mas bien la figura lavada que ha quedado en el imaginario sobre todo de cultura infantil) con los piratas del siglo XXI, que también esconden sus tesoros en las Islas Caimán.

REALISMO Y FICCIÓN DOCUMENTAL

Toda fotografía contiene una historia. La construcción del documentalismo de Estol no es una mirada vouyerista distante o ajena, sino que muestra el trabajo de campo de un sujeto fotógrafo que interviene en el espacio y se relaciona con las personas. Una puesta en página, una puesta en escena; una narrativa documental que tensiona una crítica social-económica con la elaboración metafórica que realiza la obra.

Federico Estol no acata órdenes normalizadas con el lente, sino que posibilita una polisemia: abre un abanico de personajes que cuentan prácticas sociales.

 

La foto del hombre de traje que tiene un parche en el ojo se vuelve el epítome de ese cruce de elementos simbólicos que refieren a una piratería de ayer y de hoy.

El libro funde las solapas temporales y nos habla de los saqueadores del siglo XXI, con cuentas offshore, empresarios que blanquean su dinero ilícito en las islas del caribe. Los pobladores locales, relegados. La isla es un estado colonizado, gobernado por millonarios, dueños de empresas fraudulentas que esconden sus caudales en paraísos fiscales.

El libro La isla del tesoro de Federico Estol es una alegoría de nuevas formas de prácticas extorsivas, robo y saqueo en la economía contemporánea mundial.

 

Corsarios, ladrones, taimados, asesinos. Siguen hasta nuestros días con otro disfraz: dejaron los harapos de navegantes de ultramar por los trajes de oficina recién salidos de la tintorería y ocupan oficinas y sillones ampulosos hasta en la casa de gobierno nacional. Los piratas hoy son los que esconden su dinero en los paraísos fiscales.

texto y fotos = Guadalupe Arriegue

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UN FOTOLIBRO, UN OBJETO

En el cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, Jorge Luis Borges inventa un concepto que titula Hronir. Un hnorir viene a ser un objeto que se encuentra en el ficticio mundo de Tlön y que es cualquier objeto que surge a partir del deseo. Allí cuando un objeto es buscado intensamente, siempre se lo halla, porque la voluntad modifica la realidad, o la inventa. El mero deseo produce el objeto. Todo lo que es imaginado, es posible de aparecer.
Inspirados en este concepto, la sección Un fotolibro, un objeto propone una reseña de un fotolibro en donde se proponga la lectura del mismo acompañado de un objeto. El objeto potenciará la lectura del fotolibro y abrirá otros caminos que este alberga.