UN TIEMPO DE GRACIA

Reseña de la publicación BARDO de Lucila Heinberg para el club de lectores de la biblioteca de TURMA por Florencia Cosin

Es domingo a la tarde, y en el fondo de una casona vieja en Buenos Aires nos reunimos a celebrar la salida de imprenta de Bardo, el último libro de fotografías de Lucila Heinberg.

Todo esta listo pero aún no comienza. En el fondo de la casa, que devino en espacio cultural, se dispusieron mesas y sillas bajo los árboles. Algunas fotos del libro están pegadas en las paredes. Forman pares aleatorios, son pruebas de imprenta, descartes de pliegos que no respetan el orden en que las imágenes se ven en el libro, pero mantienen el tono y la música que propone.

El patio se va llenando lentamente. Llegan colegas, amigos y algunos niños. Crece un bullicio. Un momento después la autora toma la palabra y cuenta.

Es un libro de fotos de un viaje. No importa muy bien cuál es el destino, es un libro que tiene una sola certeza, la certeza de que lo bello es también lo triste. 

Es un libro que pregunta, pero que no sabe cómo decir.

Toca ese momento entre la vida y la muerte, que el budismo resume con el término bardo.

Es un libro que honra la vida, su azar y su tragedia:

Un niño jugando en la vereda  y una cabra muerta.

Un muchacho joven con una ametralladora entre las manos que sin embargo sonríe.

Y el mar,

que todo lo limpia,

que todo lo lleva.

Alguien mira por la ventana de un tren

mientras una chica sale del agua,

y otros van hacia ella.

Una pareja de novios parados en la calle, de espaldas a la cámara. Están listos para casarse. Tienen toda una vida por delante. El vestido blanco de la novia deja su espalda al descubierto. La espalda representa el tiempo pasado para el budismo, las heridas no resueltas.

y la espuma del mar en las orillas,

Un niño se ha acostado a dormir. Se cubre con una manta blanca. Antes de que llegue el sueño  o cuando el niño despierta, la cámara los descubre con los ojos abiertos.

Fotografías tomadas con película, algunas veces vencida, traen postales de un tiempo fuera del tiempo.

Dos hombres que caminan de espaldas a la cámara. Vestidos de negro, con trajes casi idénticos entre sí. ¿Hacia qué sabidurías van? Solo dios lo sabe. Caminan con las cabezas bajas, mirando el suelo de la ciudad que habitan. Safed  – la ciudad hebrea en la que se estudia la cábala – .  Ha comenzado shabat. El día de descanso.

Los haluros de plata de la película vencida forman una capa de manchas amarillas sobre Safed, pero el paisaje podría confundirse con una pintura oriental. Un ascetismo gobierna la imagen, los hombres se ven pequeños y nadie los rodea. La economía del paisaje hace el silencio.

La foto de los estudiosos de la cábala es lo bello. Y esta justo en el centro del libro: su corazón.

Hay algunas imágenes a las que la autora define como autorretratos: un perro, una cabra, un cerdo y la cabeza de una cabra muerta. “Soy lo otro, me siento lo que veo” dice Lucila.

En todos los autorretratos se cuenta lo animal, lo salvaje, lo que no se conoce. Estas imágenes desde la ironía se mueven hacia la risa.

En el único poema del libro la autora escribe:

“Un amigo me regaló un tiempo de gracia,

no sé cómo lo usé,

intenté ser fiel a mí

ni idea qué es.

Mi mirada cambió

Fui feliz y me sentí culpable”

Este conjunto de fotografías reunidas como si formaran juntas un ramo de flores, ¿qué quieren decir?

Es un libro de un viaje. Y de una casa. Y de muchas casas.

Insisten los retratos de personas de espaldas, pero también insisten retratos frontales que sostiene la mirada. Paisajes donde la naturaleza se impone. Fotografías de iglesias, edificios y casas pequeñas. Antenas parabólicas vistas desde lejos y también desde muy cerca.

Las dobles páginas proponen encuentros de diferentes universos. Algunas veces parecen ser opuestos entre sí. Como dice Georges Bataille “… la existencia de un punto en el que lo divino y lo horrible, lo poético y lo repugnante, lo erótico y lo fúnebre, coinciden”. La certeza de que lo bello es también lo triste.

Es un libro que va hacia arriba pero es abajo, es bello y es macabro, es la pregunta sin respuesta. Es. Ese momento entre la vida y la muerte.

Dice la autora “este libro es una ofrenda para los que están y para los que no están”. Y se acerca con delicadeza a la ausencia,

y la presencia arrolladora del mar.

Fotografías que hablan en un lenguaje inteligible pero audible, como una música que suena a lo lejos y la fuerza de una ola que rompe en lo alto y cierra el relato.

Estamos de vuelta en el fondo de una casona en Buenos Aires.

Las fotografías de Bardo se proyectan sobre una de las paredes del patio, mientras la voz de la autora se esparce sobre ellas como una luz nueva,

sin embargo ha ido oscureciendo.

Se hace un silencio,

es de tarde y es domingo,

y en unos instantes llegará la noche,

entre tanto los pájaros pían

entre las ramas de los arboles de la casa que nos cobija

y no dejan de piar.

Es de tarde

y vendrá la noche

y habrá ahora

un libro en nuestras manos.

reseña: Florencia Cosin – ❤ @florcosin – ✎ florenciacosin@gmail.com

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PIEL DE AGUA

Reseña de la publicación Piel de agua: de Florencia Aletta

para el club de lectores por Guadalupe Faraj

Lo primero que se ve en Piel de agua, el libro de fotografías de Florencia  Aletta, es una carta de navegación.

Una hoja desplegable con agua celeste, océano y cientos de puntitos que son el número tres, el cuatro, el dos.

Números como boyas diminutas ancladas a algún secreto sumergido.

 

El mar tiene secretos, el río tiene secretos, las familias tienen secretos.

Un amigo dice que le cuesta entender cómo funcionan las orillas y mareas distintas a la de Necochea, el lugar donde nació. Porque hay rompiente, hay resaca y fuerza, pero la orilla y las mareas no son las mismas. ¿Cómo entrar en el lenguaje acuático? ¿Cómo desplegar la carta de navegación? O, mejor dicho, ¿hacia dónde ir? 

 

Con película vencida y cámaras de bolsillo, Florencia fotografió los días compartidos con su familia, mar y río adentro. En el cielo, en la proa de un barco, en la luz naranja reflejada en un vidrio. Cuando se dice en es porque pareciera que la fotógrafa se metió dentro de la luz, dentro de las turbulencias y abismos, intentando desanudar aunque sea alguna cosa. Como la fotografía de ese niño queriendo hacer un nudo con algo que no se sabe si es una soga o una serpiente, o la primera imagen donde se ve agua, cielo, y bien al fondo, una forma que funciona de paraje para los ojos, y no se distingue si es un barco o un trozo de cartulina.

 

La marea entra en la cámara con su movimiento, su masa vertiginosa y libre. Apenas abrimos el libro, el color lavado de la imagen lo deja todo detrás de un tono desteñido, como si el agua lo hubiera inundado todo. Los edificios son moles quietas tapadas por la niebla, lilas y difusas, que esperan. En cambio, aquella nube expandida es una presencia que desconoce el lenguaje: no hay antes ni no hay después. 

 

¿Todo para hablar de la familia? ¿Qué hace Flor  en este libro donde los brazos de una estrella de mar sumergida son los dedos lánguidos de una mano? ¿Qué son esas dos flores abiertas como bocas de pescado? ¿Adónde se está yendo la florcita más alejada? 

 

Los fuera de foco sostienen el enigma. Un barco tatuado en piel humana tiene como carta de navegación el brazo de un hombre, solo un cuerpo atravesado por el tiempo. La posibilidad de conocer la vida desde ese único territorio.

El brazo del hombre como el brazo de un río. También en las fotografías está la bravía de una ola que rompe. Una cabeza sacudida por energía marítima o, mejor dicho, energía fotográfica. Florencia es perseverante. Lo ha sido en el modo sutil que muchas veces tiene el agua. Uno que deja imágenes que son preguntas. 

 

Lo último que se ve es el primer plano de una materia densa. Puede ser agua, puede ser arena, o puede ser el piso de Marte. La familia como la cosa que no será develada. Acaso un mapa vacío igual al mapa que aparece en la espalda del niño que se ha quemado la piel con el sol. Mapa-piel que no indica alturas ni profundidades sino un llamado a la exploración. 

 

Piel de agua es una experiencia que parece decirnos, “Nada desanudará el enigma. Cuanto mucho tendremos experiencias”.  A esta altura, ¿hay algo mejor? 

 

 ❤ Florencia Aletta @floralitta

✎  Gudalupe Faraj @guadalupefaraj

Este fotolibro se puede visitar en la biblioteca de TURMA: hay que agendarse en biblioteca@somosturma.com

 

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Wanting to meet Robert Frank

Reseña de la publicación wanting to meet Robert Frank de Damasia Garcia del Solar

para el club de lectores por Johanna Rambla

Wanting to meet Robert Frank es un conjunto de tres libros en formato de bitácora que combinan fotografía, texto y collage. Tanto su disparador como su propósito final son el deseo de conocer al fotógrafo emblemático

 

Su creadora, Damasia García del Solar, usando un tono epistolar, le cuenta a él todo lo que hace para poder conocerlo, y todo lo que va encontrando en el camino.

Damasia emprendió, en principio, un viaje a Nueva York (que finalmente serían tres) con un objetivo claro: intentar conocer a su fotógrafo preferido, Robert Frank.

 

De él se enamoró cuando era estudiante de fotografía varios años atrás. Entre miles de fotógrafos e imágenes, ella tuvo un flechazo con los collages que Robert hizo durante el duelo por la muerte de su hija. “Hubo algo sensorial que me conmovió, aún antes de saber de qué se trataban”.

Es que el autor de la famosa serie “The Americans” logró, con su trabajo más íntimo, tocar una fibra que ella relacionó también con una pérdida personal.

Durante sus tres viajes Damasia mantuvo este objetivo intacto y se movió para conseguirlo, sin embargo también se tomó tiempo para recorrer la ciudad, relacionarse con distintas personas, verse con amigos y hasta hacerse una escapada a Canadá. Todo esto, siempre, con un libro de Robert Frank bajo el brazo para que él se lo firmase.

 

En los primeros dos viajes no logró conocerlo, pero se fue acercando. Deambuló por el barrio hasta dar con la fachada de la casa, que reconoció por haberla buscado en google Earth. Conoció al vecino, que tenía un gimnasio. Lo retrató a él y a su perro, y se mantuvieron en contacto a través de mails. Logró sí, en esta instancia, conocer a la esposa de Robert, quien le abrió la puerta y se limitó a recibir un libro de regalo que Damasia le había comprado para su cumpleaños, y el primer tomo de su bitácora.

 

Mientras tanto recorrió la ciudad y alrededores, y de eso se tratan también las páginas de su libro. Lugares, personas y anotaciones siempre narradas para Robert en un inglés torpemente traducido que le suma una ternura especial. 

En el tercer y último viaje, ya con sus primeras dos bitácoras en mano, consiguió entrar a la casa y no solo conocer a su ídolo, sino también pasar un rato juntos y conversar. Robert fue muy amable, le regaló un libro y le firmó una tierna dedicatoria: “For a beautiful lady from Buenos aires, Argentina, Damasia”. También le dijo que le encantaban las postales y le pidió que le mande algunas.

“Mi trabajo está hecho del mismo modo en que pienso: desprolijo”, cuenta Damasia. 

 

Con un formato de collage, páginas desplegables, cinta adhesiva a la vista, hojas con bordes amarillentos, y textos tipeados en máquina de escribir, sus bitácoras logran darnos esa sensación de diario, de ir escribiendo a medida que las cosas pasan, y de acumular experiencias que quizás no tengan directamente que ver una con la otra, pero en su totalidad resultan una historia completa, hecha de recortes. Como la vida misma.

Hay, en esta historia, mucho del amor adolescente hacia un ídolo. Donde el objetivo final es conocerlo, contarle cuánto lo admiramos, hacerle un regalo, sacarnos una foto con él, y por último, sentir que de alguna manera fuimos parte de su vida, aunque sea en una fracción pequeña. Y lo más hermoso acá es ver, a través de sus cuadernos, cómo ella lo consigue.

 

reseña: Johanna Rambla – ❤ @shoshana.retrata – ✎ joirambla@gmail.com

Este es un libro de artista único, no hay ejemplares editados. Por consultas escribirle a su autora: damasiagdelsolar@gmail.com

 

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El libro del Archivo de la Memoria Trans Argentina

Reseña de la publicación Archivo de la Memoria Trans Argentina publicado a través de Chaco en diciembre 2020,

leído a la par de Las mil y una noches editado bajo la supervisión de René Khawam

para el club de lectores por Guadalupe Arriegue

Hay nombres que son códigos secretos para sobrevivir. Como todos los que figuran en el retiro de tapa y contratapa del libro. Todos los nombres, los propios y los comunes, los que van con mayúscula y con minúscula, son palabras mágicas. Como en inglés, que spell es «deletrear» y «hechizo». Cada uno de esos nombres que figuran en el interior del libro son un gualicho y una invocación de protección. Igual que la superficie rosada con el nombre del Archivo en letras brillantes y doradas y la contratapa con una rosa, otro halo de protección que sucede en el encuentro como prodigio y conjuro. El Archivo, esa corriente de vida, de pasillo y mensajeo, entre amigas, compañeras, colegas y activistas es de la que habla el libro, como la vida del Archivo y su legado.

 

El Archivo de la Memoria Trans surge del encuentro, de la búsqueda de personas, de sobrevivir. No existe la salida individual. Prima encontrarse y unirse. Tener hechizos, palabras, juegos, pactos y ligaduras: el lenguaje está para detener la muerte y salvarse la vida. Tal como hace Sherezade en Las mil y una noches. Con la lengua lleva a cabo la abstracción, el arte de la mutación de la oralidad (la otra cara de la escritura), y así poder ver-imaginar-hechizar a través de las ramas en las que evoluciona el lenguaje, que siempre es translenguaje. Y adentro de las jergas trans hay varias ramificaciones: están el carrilche en Argentina, el loxoro en Perú y el abogó en Brasil (fuente: María Belén Correa, fundadora del AMT). Son las lenguas de la supervivencia, códigos secretos para sobrevivir. Las lenguas fluyen cuando están vivas, cambian, mutan. El lenguaje se transforma. Como el orillero, el de poetas inventado, el lenguaje tanguero, el vesre, el lunfardo que hablan sus protagonistas y continúa reformulado. La lengua se hace vida y obra en el folklore de cada día, como las múltiples palabras en lenguas indígenas que perviven y se cuelan en los nombres comunes y propios, enormes como el Paraná guaraní. Las lenguas vivas subyacen el entretexto, habitan los sustratos, los espacios, tal como lo hace el Archivo en las instituciones, museos y escuelas donde expone.

 

Luego de años de trabajo llegó el libro, gracias también a la editorial Chaco y su editora, Verónica Fieiras. Está hecho de fotos, amores y leyendas. Teje un hilo inmenso e inabarcable, como las voces de Las mil y una noches, atraviesa mares insondables, jardines, calles de este y el otro mundo, donde la magia sucede: los genios de la lámpara y la transformación de todas las noches, en el espectáculo viviente de la supervivencia, renace a cada hora.

Si terminó un mundo y estamos haciendo otro para habitar, ¿qué caminos o surcos queremos que contenga? ¿Qué publicar? ¿Qué dejar grabado? ¿Cuáles son las historias que hay que contar? ¿Cuáles son las historias de la supervivencia?

¿Qué historias hay que contar para sobrevivir? se pregunta Sherezade en el cuento-madre que contiene los demás de Las mil y una noches, cuando las historias, los relatos, están hechos para vivir y dejar vivir a sus compañeras. Sherezade se salva a sí misma y a su colegas gracias al arte de narrar cuentos, de ser tejedora de historias, para ir a dormir, ir al mundo de los sueños con vida. Poder volver a despertar. “La muñidora de noches” es el primero de los libros de Las mil y una noches. Luego dentro de él se contienen historias desplegadas y laberínticas. Historias de amor, de locura y de muerte. Historias de banquetes y de hambrunas. Las mil y una noches se compone de viajes y personajes múltiples. El libro del Archivo de la Memoria Trans Argentina tiene mucho de ese cuarto o alcoba de mundos imaginarios compuestos por una dramaturga de mil invenciones. También es un espacio tan mágico donde estar a salvo. Un hechizo que cuida y vela el sueño de sus compañeras, para que el rey pare con su matanza y sacrificio de mujeres que se desvían de la norma.

 

Como en Las mil y una noches, los cuentos están dentro de otros, el libro de leyendas no se detiene en una u otra edición sino que su origen clavado en la oralidad lo despliega por letras mutantes, cambiantes y bailarinas, transformistas, en otros relatos y otras formas y posibilidades. Existe un hilo que va recopilando todas las historias. Ambos libros están en la oralidad y sobre todo en el cuerpo. Historias de vida que, además de migrar a las páginas, migran a las tapas. El nombre de todas está adentro de la piel del libro, no es la contra sino el retiro de tapa y contrapa, donde están los seudónimos y nombres sobrevivientes.

Entre la oralidad y la escritura y la multiplicación de géneros y de historias encabalgadas, el libro del Archivo de la Memoria Trans Argentina llena de brillos todo lo que está alrededor. Se lee en código y para todo el mundo.

 

Está lleno de voces que son letras de nadie y de todes, como el repertorio oral, hecho de canciones y tachaduras. Tan cargado de historia y memoria, como de magia y contemporaneidad. El libro funciona tal como lo hace Archivo, como un espacio de sociabilización y combate, a través de la magia y el cuerpo, los brillitos de la tapa y la rosa de amor de la contratapa. Confluyen la guerra y la poesía por otra forma de vida, el revés que se hace para armar un pliegue en la realidad, salir de una  forma de vivir unívoca cisheteronormativa  y ser la diferencia a través de la identidad y la expresión de una voz propia. El Archivo de la Memoria Trans es un territorio de homenaje y ritual. De resiliencia. Risa y carnaval popular. La comunidad trans tiene mucho que enseñarnos. La deuda es con ellas.

DÓNDE ESTÁ TEHUEL

 

LEY INTEGRAL TRANS

 

reseña: Guadalupe Arriegue – ❤ @guadalupearriegue – ✎ guadalupearriegue@gmail.com

Libros  que se dan la mano

Los libros como lugar de encuentro y reunión. Proyección de cuerpos y afectos. Libros que se dan la mano es una sección de reseñas que hacen una lectura a dúo con dos ojos puestos en dos libros, para un intercambio libresco-afectivo entre títulos que se leen y bailan a la par.

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Donde la Luna es ronda

LIBROS QUE SE DAN LA MANO

Reseña de la publicación Donde la Luna es ronda: de Agustina Tato, editado por La Luminosa,

de la mano del IChing

 

Por Andrea Knight

 

Donde la Luna es ronda: un pensamiento atemporal

A un lado de mi escritorio tengo el libro Donde la luna es ronda, de Agustina Tato. Al abrirlo, flores rojas me envuelven. Acaricio el papel. Todo está preciosamente cuidado, es una invitación, como un presente.

 

En la primera página una dedicatoria dice:

“A mamá, por enseñarme a soñar, incluso en los momentos de insomnio”.

 

Luego, un poema se despliega donde leo:

“Hubo una noche donde el viento lustraba a las estrellas y acariciaba a los pájaros dormidos. Aquella noche nació mi hija.

Hubo una noche en que las nubes de hielo antártico chocaron y la luna se fue del cielo. Aquella noche murió mi madre”.

El poema continúa, pero estas oraciones funcionan como una declaración, y como el comienzo necesario de un relato.

Por ahora pensaré en nacimiento y en muerte, y en la eclosión de estos acontecimientos cuando se los medita simultáneamente.

Paso otra hoja y me recibe un jardín silencioso dónde, de pie, se halla una niña. Una rama conífera tapa su cara, y la noche parece estar llegando.

Tal vez, sea la hija…

 

Paso una hoja más. Ya es la noche. Una iluminación dura rompe su oscuridad. Ahora, son dos las niñas electrificadas en la energía del juego. Los misterios del jardín se ofrecen, al descubierto. Los tesoros del lugar conviven con el poder del retrato. Retozar se da entre disfraces, posturas, miradas sugerentes y puestas escenográficas.

 

El cuento ahora es el de una niña, icónica. Un halo de luz se cuela para darle espacio al arte.  Adentro de este libro, y de este cuento que he comenzado a imaginar,  irrumpe otro, un librito interior como un vientre que lleva a un hijo.

 

El poema continúa:

“Los árboles son calesitas, los secretos aguardan en sus ramas. Dos niñas, cómplices en su ausencia, juegan a la ronda”.

Veo un abrazo reparador. Un brazo que ronda, que está cerca y que también es testigo. Veo la presencia de un hombre. ¿Quién es? Un hombre que toma a las niñas de las manos y arrastra sus brazos en medio de la noche.

 

Y el poema habla de esto:

“Un hombre las lleva lejos, la perra gigante escucha sus sueños. La otra niña espera una lluvia de estrellas”.

 

En la tapa y en la contratapa del libro, las niñas se trenzan y se apoyan una en la otra. Son dos niñas que juegan a ser la misma o una sola niña que juega a desdoblarse en otra.

En ese jardín vive la infancia y, esos árboles, en su mayoría, han permanecido bajo las diferentes lunas, en el mismo espacio, durante tantos años.

 

 

El poema avanza:

“Juntos descubren que la oscuridad tiene luz para acunar su inocencia. La noche los protege”.

Los deseos de una niña son rezos. Los deseos de una niña se desarman con la muerte de su madre. Los deseos renacen con el origen de un hijo.

La vida es un juego fantástico, onírico y un invento. Aquellas fantasías, como pensamientos atemporales, se reconstruyen en este presente.

 

El poema concluye: “Yo viví ahí”.

 

Del otro lado de mi escritorio tengo el I’Ching. Mezclo las monedas y las arrojo. El hexagrama que toca es el 20. Kuan: La Contemplación/La vista. Interpreto lo que leo: contemplar significa mirar, pero también dejarse ser visto, ser el modelo.  La imagen con la que se ejemplifica al signo es la de una torre, desde donde hay una amplia perspectiva, pero también, esa torre, se divisa desde la lejanía.

 

La luna es otro ejemplo de esto.

fotos del libro y reseña: Andrea Knight – ❤ @aknightok – ✎ aknightok@gmail.com

Donde la Luna es ronda

Autora: Agustina Tato

Editorial: La Luminosa
Edición fotográfica: Julieta Escardó
Producción gráfica: Eugenia Rodeyro
Laboratorio digital: Bob Lightowel
Diseño gráfico: Estudio Holböllquintiero
Medidas:  20 cm ancho x 28 cm alto
Cantidad de páginas: 72
Tipo de papel: Sensation Tactil de 145 grs.
Tipo de encuadernación: Tapas blandas.

El libro Donde la luna es ronda resultó ganador del primer premio Felifa-Futura 2015. El jurado fue compuesto por Miguel Ángel Felipe, Juan Lo Bianco, Eugenia Rodeyro, Sebastián Szyd y Diego Vidart.  Fue publicado a través de la editorial La Luminosa en una primera edición de 200 ejemplares numerados y firmados.

PRÓXIMA EDICIÓN PREMIO PUBLICACIÓN LATINOAMERICANO > PREMIO PUBLICACIÓN LATINOAMERICANO

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Querida Natacha:

UN FOTOLIBRO, UN OBJETO

Reseña de la publicación Querida Natacha: de Natacha Ebers, editado por La Balsa Editora.

Objeto elegido: una cicatriz

 

Las derivas de yo o desconócete a ti mismx

Querida Natacha: nos hace preguntarnos cuáles son los alcances de un libro, dónde terminan los bordes y empieza el mundo; cuáles son los límites de la página. Y del cuerpo, ¿la piel? Querida Natacha: es una publicación y una máquina de fotos: una caja oscura, adentro del cuerpo, del texto y el dispositivo.

Las correspondencias, el desdoblamiento y la proyección: Cuerpo, cámara, dispositivo, texto

Entre otras exploraciones de géneros, este fotolibro es una epístola. El título es la dedicatoria a una emisora que recibe las cartas. Se corresponde con el nombre de la autora, quien se ubica en el lugar de receptora. Entonces, ¿quién escribe? ¿Quién hace los textos y las imágenes? Locación y fecha nos ubican en un pasado presente y futuro de una subjetividad desdoblada. Los encabezados señalan tiempo y lugar, como si fueran paradas. El libro es el dipositivo de viaje y nosotrxs lectorxs viajamos en una línea narrativa no sucesiva, en un pase de páginas, cartas, casas, imágenes…

Huella y sombra

La palabra “carta” en inglés se dice letter. Que es el mismo término que se utiliza para “letra”. Las cartas son grafemas, signos de un abecedario que es vehículo de escritura. Querida Natacha: trae la escritura a la par del carácter oral, a través del rescate de una cotidianeidad que parece esfumarse en el viento, de una vida que vive otras subjetividades, entre textos e imágenes.

 

El registro de la historia de un cuerpo y su vaivén. Nos abre la deriva de una correspondencia íntima y cotidiana –entre el género epistolar y el diario íntimo– es un poemario de cartas, tiene la poética sencilla, divertida y abismal de Manuel Puig y al mismo tiempo el manifiesto y la seriedad de una epístola bíblica o filosófica. Nos señala que todos los personajes son unx. Habla de las capas que nos forman. Todas nuestras múltiples caras. Las preguntas y respuestas que se hace Alicia, o la severidad con la que a veces se reta en Alicia en el país de las Maravillas hasta hacerse llorar (a sí misma). El sueño que fue la premonición de Dr Jeckyll & Mr Hide. El espejo de Dorian Gray. La pregunta que nos hacemos todxs: ¿Quién soy? ¿Soy lx que piensa que soy? ¿lx que actúa? El ejercicio de desdoblamiento, permite ver los niveles de consciencia y habitar el inconsciente. Soy una voz haciendo eco adentro del pase de páginas, de las cartas que leo y los espejos adentro de mi cámara oscura. Querida Natacha: nos muestra que somos peregrinxs adentro de una superficie sensible.

 

 

Querida Natacha: da luz al espíritu que habita el cuerpo como dispositivo. Nos habla de las múltiples capas, a través de las hojas y las transformaciones de la vida. Cómo llevamos otras versiones de nosotrxs en el tiempo en una vida de mundanzas, nos espeja la propia vulnerabilidad en la palabra, la desnudez, la intimidad y la confianza que brotan dentro de la cámara oscura.

Un viaje a la montaña con la prima, distintos cuartos y cambios de casa. Querida Natacha: es un viaje de mudanzas. Del cuerpo. El movimiento incesante que es la vida. Las distintas ramificaciones. Y de la relación de la fotografía con el yo, es decir: de la fotografía con la poesía.  Devenir poeta a través de la cámara oscura como el medio de des-conocimiento del cuerpo. Nos muestra que la fotografía es la expansión de la subjetividad en lx otro. La de-subjetivación del yo, como unidad mínima y máxima. Los distintos planos de la existencia, en capas. Los vínculos. La confianza en lx otrx. Y en unx mismx.

 

La cámara oscura es el medio de la imagen, al igual que los correos de la palabra o la letra. La correspondencia con alguien que existe y no existe en un plano. Muestra que la obra no es ninguna consagración, punto de llegada o destino sino una búsqueda constante en el camino del des-yo, del desconocimiento del yo, para expandirlo como cartografía a explorar y recorrer, con juegos y elementos imposibles que puedan sondar aguas profundas, oscilantes en el lenguaje del consciente y del inconsciente. Ese que vive adentro (las cartas  a esa persona que existe y al mismo tiempo no). Que orbita en el espacio liminal donde habitan las filtraciones del misterio profundo. Como las filtraciones de luz en la cámara oscura, Querida Natacha: muestra las imágenes interiores, veladas, que se llenan de luz mientras se oscurecen.

Querida Natacha:

Fotografías y textos: Natacha Ebers
Edición y diseño: Federico Paladino
Corrección: Dina Camorino Bua

Editorial La Balsa http://www.labalsa.net/ @la.balsa.ed

natachaebers.com @perlaebers

Materializado en enero y febrero de 2020 en Erredakzioa en la ciudad de Bilbao

la taller.com @la_taller @erredakzioa

PARA VENTAS DE EJEMPLARES:
últimos ejemplares a precio promocional (en Argentina) contactarse con la autora natachaebers@gmail.com
O A TRAVÉS DE LA TIENDA ONLINE DE LA EDITORIAL

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UN FOTOLIBRO, UN OBJETO

En el cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, Jorge Luis Borges inventa un concepto que titula Hronir. Un hnorir viene a ser un objeto que se encuentra en el ficticio mundo de Tlön y que es cualquier objeto que surge a partir del deseo. Allí cuando un objeto es buscado intensamente, siempre se lo halla, porque la voluntad modifica la realidad, o la inventa. El mero deseo produce el objeto. Todo lo que es imaginado, es posible de aparecer.
Inspirados en este concepto, la sección Un fotolibro, un objeto propone una reseña de un fotolibro en donde se proponga la lectura del mismo acompañado de un objeto. El objeto potenciará la lectura del fotolibro y abrirá otros caminos que este alberga.

con el apoyo de