Fotografía & feminismo 5

Quinta entrega de la serie MUJERES QUE SE MIRAN – AUTORRETRATOS & DECLARACIONES, que comprende un recorrido visual y textual por imágenes autorreflexivas, realizadas por mujeres.

Rosana Simonassi: visibilización de la empatía

Rosana Simonassi trabaja el tema de la violencia contra la mujer en su serie Reconstrucción, utilizando su propio cuerpo para reelaborar imágenes periodísticas de víctimas de femicidio.

Simonassi parte de imágenes tomadas por otros, y se ciñe a los encuadres elegidos por ellos, pero reemplaza los cuerpos sin vida que fueron documentados en esas imagenes por el suyo propio, y plantea una agencia en el rol de la mujer fotografiada que no puede existir en el caso de la imagen que documenta un crimen. La fotógrafa reencarna a estas mujeres y sus tragedias poniendo su propio cuerpo de intermediario, y les ofrece un gesto de concentración en sus figuras que no está disponible en la narrativa habitual: en las crónicas periodísticas o policiales, la atención se centra en el asesino, mientras que en esta serie artística, Simonassi pone el énfasis en las muertas.

 

La fotografía Alicia Muñiz. 14 de febrero 1988, Mar del Plata, Provincia de Bs. As., Argentina, (2012) reproduce la imagen periodística de este asesinato célebre en el país, por ser el femicida un reconocido boxeador. El cuerpo de la fotógrafa, convertida en víctima, yace boca abajo, se la ve a través de hojas de palma, y la imagen podría evocar otra clase de relato de no ser por el conocimiento previo de sus circunstancias. Simonassi se vincula con estas imágenes periodísticas de una manera que recuerda a la relación que Barthes establece él mismo con las fotografías al adquirir un rol de observación más profunda y activa que la del Spectator receptivo y pasivo que define inicialmente: “como spectator solo me interesaba por la fotografía por ‘sentimiento’, y yo quería profundizarlo no como una cuestión sino como una herida: veo, siento, luego noto, miro, y pienso.”

 

En el caso de Simonassi, luego de este proceso, la fotógrafa recrea, elabora, y produce partiendo de esta herida ajena con la cual empatiza desde su rol de mujer.

En la impresión de las imágenes  que se exhibieron bajo el nombre “El fin de la apariencia” en el MACBA en 2016, Simonassi toma el aspecto técnico como parte del efecto visual de manera explícita: la selección de materiales frágiles, el uso de la exhibición del reverso de las impresiones, todo va de la mano con su interés en mostrar la fragilidad de las víctimas y sus lugares percibidos por la prensa y el público en su apropiación mediatizada.

Al presentarse como víctima a sí misma, y al usar su propio cuerpo, la autora desnaturaliza el vínculo social con los cadáveres femeninos que aparecen en los diarios sin afectar al público. En sus tomas, la mujer es el único referente al que lleva la fotografía. Y en este encierro del sentido, el espectador no tiene opción más que enfrentarla.

La fotógrafa plantea en el catálogo: “selecciono las imágenes que se instalan al borde de la belleza y la duda, y las protagonizo.” Este borde que ella menciona es el de lo siniestro, la duda respecto a la muerte y el derecho de una audiencia masiva a poseer de alguna manera los detalles de los cuerpos femeninos que se deshacen en forma de noticias. La artista efectivamente interpela y busca inquietar al observador.

Texto= Mora Vitali

Mujeres que se miran: autorretratos y declaraciones

 

La aparición de la fotografía a mediados del siglo diecinueve amplía y modifica el campo del arte. Gracias a su relación directa con el sujeto representado, se instala en la conciencia colectiva como prueba de algo, evidencia gráfica y confiable. Desde este punto de vista, el autorretrato fotográfico tomado por mujeres, es un refuerzo testimonial de la propia presencia.

Las autoras buscan asentar la existencia femenina en material visual, ante su fragilidad social.

La iconografía femenina se plantea muchas veces desde la proyección de una mirada masculina, y es necesario deconstruir estos estereotipos para poder desafiarlos. Las autoras se descubren como sujetos y como modelos, abriéndose posibilidades representativas nuevas y revolucionarias.

 

Link a primera, segunda, tercera y cuarta entrega

Fotografía & feminismo 4

Cuarta entrega de la serie MUJERES QUE SE MIRAN – AUTORRETRATOS & DECLARACIONES, que comprende un recorrido visual y textual por imágenes autorreflexivas, realizadas por mujeres.

Nan Goldin y el documental de la vida privada

Nan Goldin en su autorretrato Nan, one month after being battered (1984) -parte de una serie llamada The ballad of sexual dependency- lleva en su rostro la evidencia de una golpiza. En esta imagen ella recobra el control que su pareja de ese momento, un ex militar llamado Brian a quien ella había retratado antes en momentos íntimamente pacíficos, le quitó sobre su propio cuerpo.

Si bien ella no eligió recibir esos golpes, elige el momento de mostrarlos, elige exhibir la herida, y recupera así una forma de autonomía.

 

Es particularmente interesante la fusión del registro documental, aplicado al efecto de la violencia en su propia existencia, con lo performativo del género que ella representa en los rituales de la feminidad que pone en juego: antes de tomarse la foto Goldin se maquilla, se pinta los labios de un rojo saturado, se bate el pelo, se pone joyas, pero con estos actos no aspira a un aspecto de naturalidad, no busca representar la respetabilidad, ni intenta un ocultamiento de ninguna de sus circunstancias, sino que concreta la exhibición bajo sus propios principios estéticos y narrativos.

Sontag plantea la posibilidad de utilizar la fotografía para sublimar los aspectos violentos de la sociedad, diciendo que “quizás con el tiempo la gente aprenda a descargar más agresiones con cámaras y menos con armas, y el precio será un mundo aún más atragantado de imágenes”.

Es interesante evaluar esta imagen como una respuesta a la violencia, como un ataque a la figura de su amante, realizado a través de un recurso en apariencia pacífico, pero con potencial disruptivo para el vínculo y la disparidad de poder que se da entre ambos.

 

El uso del color, del flash, de cámaras compactas y rollos de película comerciales, hace que en la imagen se vean explicitadas las posibilidades técnicas del momento, con el florecimiento del registro familiar y la vida personal que se da gracias a la mayor accesibilidad de los elementos. Goldin siempre trabajó en un ambiente propio para ella, tomando múltiples retratos espontáneos de conocidos en situaciones de marginalidad y vulnerabilidad, semejantes a la que demuestra ella misma en este retrato. Sin embargo, Goldin cuenta con estudios en Bellas Artes, realizados en Boston antes de trasladarse a Nueva York, que la dotan de herramientas visuales para obtener estos resultados. También a la hora de exhibir sus imágenes, hay particularidades técnicas importantes y relativas al contexto: Goldin inicialmente no contaba con los fondos para hacer impresiones a gran escala, y optaba entonces por proyectar las diapositivas en eventos realizados dentro del circuito underground del que formaba parte.

Texto= Mora Vitali

Mujeres que se miran: autorretratos y declaraciones

 

La aparición de la fotografía a mediados del siglo diecinueve amplía y modifica el campo del arte. Gracias a su relación directa con el sujeto representado, se instala en la conciencia colectiva como prueba de algo, evidencia gráfica y confiable. Desde este punto de vista, el autorretrato fotográfico tomado por mujeres, es un refuerzo testimonial de la propia presencia.

 

Las autoras buscan asentar la existencia femenina en material visual, ante su fragilidad social.

 

La iconografía femenina se plantea muchas veces desde la proyección de una mirada masculina, y es necesario deconstruir estos estereotipos para poder desafiarlos. Las autoras se descubren como sujetos y como modelos, abriéndose posibilidades representativas nuevas y revolucionarias.

 

Link a primera, segunda y tercera entrega