Fervor de juventud

UN FOTOLIBRO, UN OBJETO.
Reseña del libro Point of lovely sun de flashboy2001
Objeto elegido: un cassette y un cd

Antes de que existieran los millenials, hubo una juventud que experimentó el paso al siglo XXI. En Argentina, ese cambio de milenio vino aparejado de una crisis social y económica; basta con que cada uno se pregunte dónde y con quién estaba para recordar la voz del expresidente De La Rúa en cadena nacional anunciado el estado de sitio. Yo tenía 14 años y me encontraba con mis amigos Chespi y Roma en un supermercado, donde pasábamos el tiempo sin comprar nada.

Point of lovely sun se sumerge en el archivo de esos años, para traernos instantes congelados de una época que fue. La gran protagonista del libro es la adolescencia postcrisis que gastaba las zapatillas en la calle.

Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;

y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también…

Rubén Darío, Canción de otoño en primavera

Hoy, el siglo XXI está en sus dulces 17, adoleciendo. Point… reproduce un conjunto de retratos de pibes de más o menos esa edad, durante los años dos, tres y cuatro de este milenio.

Autores contemporáneos tenemos la suerte de tallar nuestras obras en formatos diversos y variopintos. La Era Digital nos proporciona soportes múltiples para narrativas, así como facilidades para la reproducción y circulación.
Y en esta proliferación, están también los fotolibros, también llamados libros de autor: ediciones cuidadas, firmadas, tiradas reducidas generalmente resultado de la autogestión.

En la Feria de Libros de Fotos de Autor  donde este año tuve la suerte de trabajar, el primer premio se lo llevó Point of lovely sun, un libro hecho de fotografías tomadas en fiestas porteñas adolescentes entre los años dos y cuatro. Cuando el siglo iba al jardín de infantes y Argentina se recuperaba de a poco se una crisis social y económica, fruto de las políticas económicas del gobierno neoliberal (cualquier similitud con el hoy no es mera coincidencia). De esta manera, Point… retrata a los adolescentes de esos años, que hoy ya rondamos los 30, de fiesta, estallados, con los cuerpos bellos y su expresividad galopante. Ahora bien, el libro nos cuenta que esa época fue un intervalo particular, unos años de desorden para rearmar y encauzar el país como lo hicieran las políticas de Kirchner, presidente de esos años. Sin embargo el grito de la juventud porteña se vio ahogado un 30 de diciembre del año cuatro a las diez de la noche. Cuando miles de jóvenes quedaron atrapados en el infierno ubicado frente a la estación de Once. En este centro neurálgico, se murieron muchos se perdieron vidas jóvenes: amigos, hermanos que ya no están. Cromañón fue un antes y un después no sólo para mi generación sino también para toda la sociedad porteña. Y uno de sus efectos más dañinos fue el final del progresismo en Buenos Aires, cuando en las siguientes elecciones ganó el actual presidente y empezó a gobernar con su partido Pro. En Cromañón se terminaron muchas vidas jóvenes y también las políticas públicas culturales progresistas en la ciudad.

Point of lovely sun vuelve sobre esos años, reproduce con retratos ese momento de la historia nacional. Para confeccionarlo, sumaron fuerzas dos editores-directores de Santa Rosa editora y un fotógrafo aficionado de la juventud porteña nocturna: astroboy2011 quien con ese nickname, reproduce la lógica internetera incipiente de aquellos años. Por lo tanto, tal vez resulte retrógado hablar de autor, si entendemos esa figura encarnada en una persona. Tanto la figura de autor así como la de fotógrafo autoral son fijaciones construidas en el siglo XIX que, sorpresivamente, aún encuentran eco en la Era Digital. Point… demuestra que las mejores obras son colectivas, que las imágenes son colectivas, y que los hechos y acontecimientos también lo son. Todo ese invento del copyright es solo burocracia y transa comercial. Lo importante está en las fotos, en las miradas jóvenes que editó y publicó Sta Rosa. Mis felicitaciones a David Leda, Pilar Villasegura y Federico Paladino, hicieron un trabajo socialmente necesario y editorialmente bellísimo. Me emocionó. Gracias.

 

Las calles son nuestras aunque el tiempo diga lo contrario.

Point of lovely sun es el fotolibro ganador de Premio Internacional FELIFA-FoLa de la 15º Feria de Libros de Fotos de Autor, los miembros del jurado: Luis Weinstein, Lucrecia Martel y Pablo Ortiz Monasterio.

Se puede consultar en la biblioteca de TURMA

Entrevista a los autores aquí.

Fotografías y texto de Guadalupe Arriegue

Guadalupe Arriegue es fotógrafa y Licencia en Letras. Es responsable de la comunicación y catalogación de la biblitoeca de TURMA. guadalupearriegue.com

UN FOTOLIBRO, UN OBJETO

En el cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, Jorge Luis Borges inventa un concepto que titula Hronir. Un hnorir viene a ser un objeto que se encuentra en el ficticio mundo de Tlön y que es cualquier objeto que surge a partir del deseo. Allí cuando un objeto es buscado intensamente, siempre se lo halla, porque la voluntad modifica la realidad, o la inventa. El mero deseo produce el objeto. Todo lo que es imaginado, es posible de aparecer. 
Inspirados en este concepto, la sección Un fotolibro, un objeto propone una reseña de un fotolibro en donde se proponga la lectura del mismo acompañado de un objeto. El objeto potenciará la lectura del fotolibro y abrirá otros caminos que este alberga.

Coordina: Martín Bollati.

Point of lovely sun

Entrevista a Pilar Villasegura, David Leda & Federico Paladino, autores de Point of lovely sun, el libro ganador del Premio Internacional de la 15º Feria de Libros de Fotos de Autor.

Point of lovely sun publicado por Sta. Rosa editora. Fotografía: flashboy2001. Edición Federico Paladino y Pilar Villasegura. Diseño: Daiana Ruiz. Encuadernación: Ninja Papel. Impresión: Dodó Risopress. Primera edición: 150 ejemplares, mayo 2016.

Es el fotolibro ganador de Premio Internacional FELIFA-FoLa , los miembros del jurado: Luis Weinstein, Lucrecia Martel y Pablo Ortiz Monasterio.

¿Qué lugar tuvo la técnica risográfica en la concepción general del libro?

Fede: En el momento en que empecé a imprimir en riso, aparecieron las fotos de David y surgió el proyecto de libro. Entonces fue evidente que había que hacerlo con esta ténica, y más aún con esas imágenes que eran a color, digitales y con resolución muy baja. La risografía iba a poder aportarle un aspecto más analógico, del tipo de imagen de fotografía de diario. En las fotos levanta mucho el contraste alto y en blanco y negro; en la idea del retrato, y las miradas y las expresiones. No hay en ese ruido que por ahí está en el archivo original…

Porque todas las fotos son en súper baja, ¿no?

David: Sí. Había de todo, porque en el momento estaban las primeras cámaras digitales. De tres megapíxeles. Y para aprovechar al máximo las tarjetas de memoria bajaba la calidad al máximo. 640×480, la resolución ideal para el fotolog.

Hay retratos muy lindos y muy cuidados, en los que llevaste a la persona a un lugar con linda luz…

D: No, para nada. Lo de la luz es así: tenía la camarita pocket con el flash incorporado y un cartón forrado en papel metálico que lo ponía contra el flash y sacaba la foto. El flash rebotaba contra la pared y le daba a la persona de costado y, además, al rebotarlo quedaba difuminado.

Bueno, pero más allá de la luz hay retratos como buscados, mirando a cámara…

D: Esos retratos tomaban cinco segundos. “Hola, te quiero sacar una foto, ponete acá”, disparo. No tenía nada de preparación.

¿Tenés todavía tu cámara?

D: Creo que no, era una Sony Cybershot. Tenía un lente muy bueno. Como a mitad de camino entre una pocket y una reflex digital.

¿Cómo fue el encuentro con Sta. Rosa editora?

D: En realidad nos conocemos desde hace varios años…
F: Yo le venía diciendo a Dav que tenía ganas de hacer un libro de archivo. Editar cosas de material encontrado o algún tipo de archivo fotográfico. El verano pasado me conto que tenía estas fotos, y que me iba a dar el disco para que las vea. Y, de hecho, estaba pensando eso de la cantidad de horas en el boliche, y que esa progresión se mantuviera. El libro tiene una narrativa de cuando empieza y cuando termina. Porque yo revisaba las carpetas (eran un montón de carpetas y subcarpetas) y veía, desde que empezaba la noche hasta que terminaba y se notaba.
Pilar: Esa lectura lineal nos gustaba.
F: Y después de un tiempo vimos un libro de Billy Monk.
P: Un libro que trajiste, Dav. Es un fotógrafo que fotografió durante mediados del siglo xx en bares y prostíbulos en Inglaterra y eran fotos de fiestas, situaciones nocturnas, gente bebiendo, en pareja, bailando… en antros, bastante trash. Y cuando Fede me comentó lo de David, se me vino a la cabeza ese libro.
F: En realidad, ya avanzada la edición vimos el paralelo. Ese libro termina con todo esto del desarrollo de la noche, termina con una foto de una mujer dormida entre los sillones.

Y el tema del diseño, edición. ¿Cómo se trabajó todo el sistema?

P: Fede empezó a editar durante todo el verano. Eso nos gusta dentro de la editorial, que cada uno pueda trabajar un poco solo. Siempre está el otro para consultar, y siempre tenemos la mirada de los dos. Almafuerte, por ejemplo, lo edité yo mientras Fede estaba de viaje. Nos damos esas libertades que creo que están buenas. Cuando me llama Fede ya tenía la edición un poco cocinada y vino la segunda instancia de edición, donde me incorporé.

¿El texto estaba pensado en un principio, se introdujo después, modifico la edición?
D: Cuando le pase las fotos a Fede yo decía que las veía de esa forma. Una época muy particular, la cultura juvenil argentina. Muy marcado por la crisis del 2001 y esos primeros años hasta que el país comienza a reordenarse. Fueron años muy caóticos. Y mostrarlos, no desde la forma lineal del fotoperiodismo, sino de una forma tangencial con un grupo de gente particular y como se refleja esa época en ese grupo de gente.
F: Para mí, el texto que escribió Dav es súper contundente con el libro. A partir del texto, que resume la intención del libro, a mí me gustaba esta idea del fanzine de agregarle distintas cositas como el playlist de la música que sonaba, distintos testimonios, los collages donde nosotros jugábamos con las imágenes, la letra de Fun Pepole, etcétera.
P: Volviendo al tema de la riso, creo que por eso también la elegimos. Queríamos que fuera muy fanzinero. Como el estandarte fanzinero, por la textura que tienen las fotos, en blanco y negro, que parecen fotocopias. Queríamos darle eso.
F: La verdad es que tampoco tenía tantas referencias de fotografía con la risografía. Tengo varias publicaciones impresas en riso, creo que la única es esa que tenía de Gato negro llamada Piedras. Unos mexicanos que hacen casi todo con riso. Es mucho más simple, es un librito que hay un paralelo de imágenes con esta cosa de la primer piedra de cuando se inaugura un espacio o una construcción publica con imágenes de protestas arrojando piedras a la policía en protestas sociales. Esta era la única publicación que tenía en blanco y negro en riso.
P: Me acuerdo de algo que también pasó mientras estábamos editando: se estrenó la peli de Suárez, de Fernando blanco, Entre dos luces. La peli es hermosa, son situaciones muy íntimas de ellos yendo de gira, en su casa, ensayando… Es como un recuerdo de la vida analógica, grabando el disco y armando la tapa y están todos en una mesa recortando, pegando, fotocopiando. Toda esa situación me generó decir “quiero volver a eso”. Tenía cosas de la cámara de rollo, llegás a tu casa y salta el contestador que alguien te dejo el mensaje… fue lindo ver la peli mientras estábamos editando.

¿Cómo llegaron al retrato de la portada?

F: Nos gustaba que no esté mirando a cámara; es una mirada perdida, al vacío. Creo que Guada me dijo que tiene una cosa medio mística religiosa en la mirada, está mirando al vacío pero ahí en el medio…
P: Más allá de algo puramente estético , él es hermoso, todas las fotos eran los chicos actuando frente a la cámara, posando, haciendo un acting, y él no. No lo conocemos a él, espero que aparezca.
F: Y es como una mirada nostálgica, no puedo determinar si es triste o feliz. Es la mirada que podría poner él ahora recordando esos momentos, lo siento como un paso al futuro.
P: Nos pareció que tenía una actitud diferente al resto.

¿Y el título?

F: Primero fue que queríamos pensar esta relación del libro con la música porque hay obviamente un vínculo fuerte. Empezamos entonces a ver letras de bandas que pasaban en ese momento y bueno, Fun People era de las principales referencias.
P: Nos pusimos a buscar y a leer las letras y apareció esa canción. Estábamos buscando “Point of lovely sun”, la recordamos y encajaba, tenía sentido.
F: La letra tiene algo mencioné cuando recibimos el premio, esa idea de fraternidad y colectividad. Hacerse cargo de que formás parte de un grupo de gente y una generación y la necesidad de actuar en términos colectivos. Nos pareció que eso era algo que se vinculaba con el libro y con la época.
P: Nekro, el cantante de Fun People, es de una cultura autogestiva, muy fanzinero… fue una persona muy determinante. Para mí que tenía 14 años y re adolescente, el chabón trasmitía cosas muy copadas con sus letras, a veces muy simples pero que para alguien de 14, 15 años son muy… emotivas, inspiradoras…
F: Y tenía ese juego de letras bilingüe, cantaba en inglés y en español en un momento que había eso, un vínculo fuerte con la cultura norteamericana. Los chicos escuchaban eso y las bandas eran una réplica de esas bandas.

¿Fue un conflicto que fuera en inglés?

P: No, porque la letra tiene justamente esa mezcla. La canción es en español.
D: Fun People siempre logró eso, los chabones cantan partes en inglés pero nunca los pensé como caretas, ni cerca. Con otras bandas sí puede llegar a pasar eso, pero Fun People no. Tiene una forma tan natural, con una energía tan particular.
P: Igual la traducción que aparece si uno busca en internet es “punto del sol amoroso”. La canción habla de la noche, de la salida, dice que tus padres te quieren con vida, que no te metas en problemas, en algún momento te van a dar lo que jamás te dieron. Esa cosa de la noche y que después sale el sol, esa lectura también lineal del libro donde el sol es hermoso, más romántico…

¿Y por qué la decisión de firmar con el seudónimo?

D: Sentía que era un poco pretencioso firmar con mi propio nombre, porque estas fotos yo lo hacía como si fuese uno más de los que estaban ahí yendo a una fiesta y pasándola bien. Entonces, como para poner cierta distancia con la autoría. No pensarlo como si esto es algo tan personal, sino que es el registro de algo en donde yo hace muchos años estuve ahí. No algo con lo que me identifico ahora, sino que lo hice en ese momento. Entonces, la idea era de crear una especie de personaje fotógrafo que estaba ahí y es uno de estos chicos y sacó fotos a su grupo de gente. También lo pensé como esos seudónimos que se utilizaban en el comienzo de Internet. Ahora con Facebook todos se tienen que poner el nombre real, pero en ese momento era más lo que uno quisiera inventar. En Fotolog era muy común ponerse uno de estos seudónimos y elegí uno que recordé de esa época. No el que usaba yo, pero quería uno que fuese del estilo de esa época, de los comienzos de Internet.

¿Se imaginaron que iban a ganar?

P: Cuando llegué y vi todos los libros en las mesas me dije: ni en pedo. Pero igual el jurado se acercó mucho a nuestra editorial, nos compraron el libro, y yo pensé “bueno, están agitando, una mención o algo puede haber…”.

¿Tienen algún libro que hayan elegido favorito de la feria?

P: A mí me gustó mucho el de retrato de adolescentes, pero no sé si lo veía como ganador. El que todo el mundo comentaba era el que recibió el premio de honor (El libro de la selva), ese lo veía como zarpado.
F: Me gusto el de Dot, que conozco al editor.

¿La diseñadora quién es, y cómo trabajaron con ella?

F: La diseñadora es Daiana Ruiz, trabajamos con ella una vez que necesitábamos más que nada definir el diseño del título.
P: Quiero contar algo que me parece que es lindo. Dai viene diseñando Almafuerte, la reedición del fanzine de Mariana Pacho López. Dai es amiga mía y nos re entendemos, y por ahí yo le tiro algo y me dice ‘no, esto’ y y le digo que sí, que tiene razón y vamos por ahí. Me pasó algo con el cine, por eso también fue un poco la elección de la tapa, me parece muy cinematográfica, no solo por la peli de Suárez que me motivó a hacer algo un poco más artesanal. En el momento en que se estaba editando el libro vi una película que enganché en el cable llamada Breve cielo, de David Kohon. Es una película de fines de los ‘60 que trabaja Ana María Picchio. No sé si tiene recontra que ver con el libro, pero habla de la juventud, y esa cosa de no saber qué hacer y estar un poco perdido. Y el diseño del libro es el poster de Breve cielo, y lo tengo. Pensamos en el poster, en el retrato del chico, que tenga más o menos la misma estructura… es re linda la peli.

¿Con ella trabajan en todos los libros?
P: Los últimos tres.

Opinión del panorama editorial local.

F: En Convoi, que es el espacio que tenemos con Dav, se presentan muchos eventos de editoriales más bien de narrativa o poesía. Me parece que ahí hay una potencia mayor. Es normal que se editen más textos que fotografía, hay una surgimiento de editoriales chiquitas y proyectos autogestivos y de incluso alguna red de editores, poetas y compradores de esos libros… En fotografía creo que también obviamente hay, bueno Juli ustedes lo van viendo: año a año va creciendo la cantidad de editores y fotógrafos autopublicados, y se van desarrollando e intercambiando recursos. Referentes, papeles, tipos de encuadernación… se está armando una red.
P: Yo creo que más que nada en foto, faltan proyectos pensados a largo plazo. Hay proyectos que son hermosos pero son de un fotógrafo que se autopublica un libro y ya. No hay tantos a largo plazo, como editoriales o proyectos más grandes…. Sí me parece que hay cosas que están buenísimas pero excepcionales.
F: Por ahí tiene que surgir de la necesidad de uno de querer ser editor y querer mostrar cosas que a uno le gustan. Siempre el vínculo lo relaciono más a una discográfica. Al menos yo siempre lo vi así para Sta. Rosa. No buscar el mainstream sino fotógrafos, archivos o proyectos fotográficos inéditos.
P: También Sta. Rosa surgió con la idea de editar fanzines de fotógrafos argentinos contemporáneos. Después nos fuimos extendiendo, en un momento cuando pensamos en Santa Rosa caímos de re causalidad en las oficinas de Pogo books, pensamos que era una librería y no nos abrían.
F: Es una editorial en Berlín de fotografía, que hasta hace unos años cuando nosotros viajamos lo que hacían eran fanzines.
P: Todos en serie del mismo formato, mismo papel, misma impresión, misma tipografía y nosotros queríamos hacer eso. Después nos dimos cuenta de que nos estábamos perdiendo de un montón de cosas, que era aburrido. Si no sacás uno al mes, es aburrido.
F: Hay algo que me gustaba de Sta. Rosa que era este juego de imitar cosas producidas a otra escala. Estos fanzines están impresos en Ausset en 500 ejemplares, no tan fanzines. Trasladar eso acá era también muy caro, hacer 500 fanzines en su momento Mariana Pacho López o Bárbara Arscuchin. No sé, había que venderlos y era una inversión grande que hizo que digamos de comprar una impresora y a partir de la impresora Inkjet producir esos fanzines con otra calidad y mucha menor escala. Cuando presentamos el primero eran 30 y casi nos morimos.

¿Cuándo arrancó la editorial?
F: 2011.

¿Y ahora qué sigue?

P: Yo el año que viene quiero hacer el taller con Juli (Julieta Escardó). Porque tengo un boceto de un libro que quiero hacer.
F: La verdad es que no tenemos plan definido. Queremos destinar el premio a hacer un próximo libro.
D: Convoi es un lugar que armamos con Fede y donde surgió el proyecto de Point of lovely sun. También creo que es parte de la concepción del libro, que tenemos este espacio donde en el piso de arriba está el taller de Fede y Pilar, y en el piso de abajo hacemos muestras de fotografía. En ese espacio se dan también situaciones como esa, es un lugar de encuentro donde surgen ideas.

Noche latinoamericana de libros entre amigos & copas

Pablo Ortiz Monasterio (México): Akadem Gorodok

Santiago Escobar Jaramillo (Colombia): Elefante Blanco

Cristiano Sant’Anna (Brasil): Atalaia

 

 

Viernes 12 de agosto 20.00hs – en TURMA Núñez 5176, Villa Urquiza, Buenos Aires.

ENTRADA LIBRE. COCINA Y BARRA A CARGO DE TITA COCINA AL MOSTRADOR.

 

 

TURMA reúne a tres fotógrafos-autores, que visitan Buenos Aires en el marco del Festival de la Luz, para charlar de sus proyectos y compartir la experiencia de sus libros.

 

  • Pablo Ortiz Monasterio cuenta sobre Akadem Gorodok, su libro donde retrata la ciencia, la arquitectura y el hombre, en una ciudad científica en Siberia. Sus imágenes son un documento de valor único y uno de los pocos registros gráficos que existen de estos edificios, dedicados al comportamiento de las partículas elementales.

http://editorialrm.com/2010/product.php?id_product=252

 

 

  • Santiago Escobar Jaramillo trae su Elefante Blanco. Así se les llama a aquellas construcciones estatales que se abandonan a medio camino, porque se perdieron los recursos. A partir de una intervención paisajística en la zona de Guajira, Colombia, el autor cuestiona la corrupción como agravante de la sequía.

http://www.colombiatierradeluz.org/

 

 

  • Cristiano Sant’Anna en Atalaia reflexiona sobre el acto de disparar: la relación entre la fotografía y la caza. Atalaia es un punto de observación. Puede ser la cima de una montaña o de una torre. Un lugar donde es posible alcanzar con la vista todo el territorio. En muchas culturas, la caza es un rito de pasaje de la niñez a la adultez, y en este libro, el autor narra este tránsito desde su propia autobiografía.

http://beira.me/

 

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