APUNTES PARA UNA CONSTRUCCIÓN COLECTIVA DE UN ANTIMANUAL PARA LA AUTOPUBLICACIÓN
Por TURMA* – club de lectores Turma
¿Cómo fue tu primer acercamiento al fanzine?
Conocí los fanzines por la movida punk, creo que no había fanzines de foto todavía, yo no tenía acceso o no estaban en mi radar. Pienso en ese momento y pienso en Ale Schmidt de Tren en Movimiento que para mí es un referente de los fanzines en los 90’s, viene de la movida punk, hacían un fanzine que se llamaba HTM. Editó un libro muy interesante de Fanzines junto a Pat de Alcohol & Fotocopias, ella es una gran referente del fanzine en Argentina, tenía una banda que se llamaba She Devils, para poner en contexto junto con Fun People hicieron un split en el ‘93 que se llamaba El aborto ilegal asesina mi libertad. Son personas que metieron esas cuestiones muy cruciales de entender la política personal en la agenda de la juventud en ese momento. Ellxs hacían los fanzines de esa época, quizás un poco lejos de la fotografía todavía, pero está bueno ver y entender un poco su mirada.
Me parece clave hacer una mención histórica a sus funciones iniciales y conocer su origen. Después empecé a ver fanzines con ilustraciones, collages, expresiones más artísticas que contestatarias, pero siempre con una visión punk del hacer.
Entendiendo que ahora tomó otra dimensión y que no tiene sentido que vuelva a ese lugar. Era el momento de quiebre del fanzine con la aparición de internet. Primero, era una necesidad de comunicación y con el tiempo pasó a ser una pieza artística. Fueron justo esos años en que la comunicación pasó a estar en internet, no hacía falta ya ese medio para la información. Un cambio de concepto en el fanzine que fue dejando el lugar vacío para el arte. Me parece un lugar piola para empezar a explorar la publicación.
¿Cuál fue tu primera experiencia publicando? ¿En qué te equivocaste?
Cuando veía en los recis que repartían fanzines de veganismo, de cuestiones políticas, etc. fue cuando empecé a pensar en que podía hacer eso mismo con las fotos que yo sacaba.
Veía los libros de foto y me parecía una realización inalcanzable.
Mi primera publicación no era nada similar a un libro, eran fotocopias de fotos 7×10 pegadas una al lado de la otra y después las abrochaba, una especie de fanzine chiquitito, con tapas que me enroscaba diseñando. Esa podría ser mi primera experiencia de edición y diseño, siendo una respuesta política a una imposibilidad.
Pienso que en definitiva estaba bien lo que estaba haciendo. Era erróneo de alguna manera. Si hubiese sabido otras cosas, podría haber sido más fácil o haber quedado mejor. En ese fanzine no se entienden las fotos, es una fotocopia de un papel fotográfico. Pero, igualmente, creo que hice las cosas como tenía que hacerlas, no había otra manera, eso es lo que fue generando un camino para mí. Ir descubriendo herramientas en la práctica para después poder usarlas. No había posibilidad de hacer un análisis más profundo en ese momento, por eso pienso que tenía que hacerlo así mismo como lo hice.
Con el tiempo, todos los pasos que fui dando en la autopublicación me fueron ayudando a entender y también me trajeron la posibilidad de hacer libros.
¿Tenés algún ritual para comenzar una publicación?
Nunca hice fotos para hacer una publicación, no me sale, llega después o al menos en el medio cae la idea de “esto que estoy haciendo puede llegar a ser algo concreto”.
Por lo general me voy encontrando en el camino con algo que me empieza a llamar la atención, el entusiasmo que me genera algo nuevo que descubro, o que vi siempre pero visto de otra manera lo asocio con otra cosa, y ahí me cae una ficha y me lo empiezo a encontrar (en la calle por lo general) y eso empieza a formar parte de un trabajo, una serie, algo así hasta que toma forma y se convierte en una publicación. Después de eso, es como un duelo. Una vez que cierro lo que venía haciendo, no encuentro nada por un tiempo, hasta que vuelve a aparecer. También entiendo que cada proceso que atravieso es distinto, desde las fotos y después cómo encararlo también. De qué forma voy a imprimir, en qué papel, con qué herramientas, creo que el ritual en sí es el hacer y las posibilidades son herramientas para acercarme a ese ritual.
¿Qué maneras encontraste para mostrar tu trabajo?
Cuando empecé a editar mis publicaciones era más que nada intercambio, regalo a amigxs, y en las mesas de fanzines de los recis. Después empecé a vincularme con el circuito de fanzines de Buenos Aires, como el BsAs Fanzine Fest, que era un evento anual donde se juntaba un montón de gente y así conocí muchas formas de hacer también. Al tiempo pude viajar a algunas ferias de publicaciones en Brasil y Chile. Otra forma que siempre me gustó es la distribución por carta.
¿Por qué insistir en el papel?
Creo que por un lado, el papel todavía cumple algo de lo real, lo tangible. Por otro lado, algo de lo archivable, de lo recordable. De saber que eso siempre va a estar. Todavía no tenemos la certeza de que lo virtual va a ser perdurable. En cambio, siento que al papel siempre vamos a poder volver. Además, hay una cuestión de acumulación virtual que ya supera a lo material, estoy seguro que debo tener más discos de música virtuales que físicos. En la voluminosidad de material que hay en internet, algunas cosas se pierden, en cambio lo físico está ahí y más al alcance. Puede ser que sea un público más reducido el de la publicación pero más directo. Eso me interesa también, quien lo tenga tiene un lugar más especial del objeto en su vida. Creo que esa condición de tenerlo a mano y poder agarrarlo, lo pone a otro nivel que a lo virtual. Ese valor agregado me interesa y también el hecho de que tenga un cuerpo, va a lo real que decía al principio. Me interesa bastante esa corporalidad del papel, más allá de que no piense que lo virtual no tenga que estar o tenga menos valor pero sí que tiene uno diferente.
Por otro lado, hay algo que pasa también con las publicaciones que es el poder darle un momento y lugar específico, en general cuando estás frente a un libro y lo tenés entre tus manos, estás con eso sólamente. En cambio, en lo virtual, por lo menos a mí me cuesta un poco más, son muchos los estímulos que hay alrededor, es más fácil distraerte con el click. Elegir un sillón, elegir la luz que vos querés, un pastito, la playa, elegís tu momento y lugar para tenerlo como vos quieras. Ese es un momento muy especial que me gusta mucho.