De ritualidades, reparaciones y reciprocidades: Ch’alla ediciones

Para el club de lectores por

Para la semana de carnaval, presentamos los libros de Ch’alla ediciones: editorial fronteriza (Chile-Perú-Bolivia), que corre los límites del espacio-tiempo, abriéndose paso entre el documental y la ficción del Universo Andino.

 

Por Guadalupe Arriegue* – club de lectores Turma

Por su carácter concreto y sensible y en razón de un poderoso elemento de juego, se relacionan preferentemente con las formas artísticas y animadas de imágenes, es decir con las formas del espectáculo teatral.

 

(Bajtin, Mijail [1941]1987)

Los libros son migrantes, como los días de carnaval en el calendario. No tienen un punto fijo: se mueven siguiendo los movimientos del cielo. Tanto los libros, como los carnavales, nos enseñan que el tiempo no corre sólo de manera lineal, sino que también es circular.

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De los carnavales y otras ritualidades relacionadas con los movimientos astrales son los libros de Ch’alla Ediciones. En el universo panandino transnacional, así como en el mundo entero, alrededor de la luna nueva antes del equinoccio de marzo, se festeja carnaval. Es un período de gracia y de gracias. Un tiempo de excepción. No tiene fecha fija, se mueve con la Luna y es imposible de asir o fijar, siempre se escapa de las manos. El carnaval tiene un origen ancestral y se festeja en diversas latitudes planetarias. Las fiestas de los excesos son al final del verano o el invierno, según el hemisferio en el que se halle.

 

Ch’alla ediciones tiene su sede en la ciudad de Arica, Chile, en la triple frontera con Perú y Bolivia. Es una editorial austral y andina. Sus publicaciones refieren a este universo. Los títulos de la colección: Carnaval, Carnavales andinos, La fiesta de la cruz de mayo, Chukuruma, Buenos días Cruz del Cielo, Pachica, Santos varones, Chakana, Segunda línea, son de raigambre popular y se imbrican con la comunidad andina ariquense. Entre ellos, destacamos en esta oportunidad los libros de fotos de Rodrigo Villalón (los primeros cinco títulos antes nombrados), y en especial los de carnavales, que se sumergen en este universo de fiesta colectiva, de tiempo fuera del tiempo y del mundo al revés.

En su análisis sobre Rabelais y la cultura popular medieval, el lingüista ruso Mijail Bajtin nos dice que el carnaval está situado entre el arte y la vida e ignora distinciones entre espectadores y actores. Ahí radica su máxima potencia revolucionaria: en la ambivalencia. No existe la escena y el juego se transforma en vida real. Desde hace milenios, evoluciona su lenguaje en diversas formas y símbolos que constituyen una cosmovisión carnavalesca, con sus formas de expresión dinámicas y fluctuantes. En el carnaval andino, el mundo al revés comienza cuando se desentierra el diablo y se alimenta a la Pachamama en sus diferentes bocas, en cada uno de los mojones de las comparsas.   

 

Los libros de Ch’alla Ediciones practican reuniones entre ficción y documental, si es que cabe seguir pensando en esos términos binarios. En todo caso, hacen una torsión de ese límite. Se van por la fuga. Y lo hacen desde lo más mimético y de copia fiel del hecho. Pegados a la realidad, con una fotografía documental, y al mismo tiempo despegándose, con el uso del blanco y negro. Tal como su nombre lo indica (el nombre hace a la cosa), su práctica editorial es un ejercicio tan moderno como ancestral. Ch’allar es un verbo de la cultura popular y el repertorio panandino. Viene de las raíces de nuestra identidad latinoamericana. Es algo así como bendecir, agradecer, alimentar, agitar, avivar. Es una traducción de “rociar” en aymara, un llamado a la prosperidad y la conexión con el cosmos. La idea fundamental es la de la reciprocidad con la Pachamama, ese útero que vuela en el espacio y habitamos.

El Martes de Ch’alla de carnaval es el día de honrar lo que se tiene, lo que se es y fundamentalmente ser agradecidx. Es un día de esperanza, fiesta y serpentina. Un ritual colectivo. Un gesto cosmpolítico. Ch’allar es ofrendar, ofrecer. Un pago a la Tierra.

Los rituales de los pueblos andinos operan con diversas tecnologías, como los quipus que cuentan distintas historias o las alasitas, miniaturas artesanales cuyo fin es hacer realidad los sueños. Como las fotos, son reproducciones y se movilizan para transportar deseos de un lado a otro.

En su análisis de la imagen, la socióloga aymara Silvia Rivera Cusicanqui muestra cómo las imágenes a lo largo del tiempo tienen el poder de dar cuenta de relatos por fuera del canon, corrosivos del discurso histórico oficial. En su análisis de las pinturas del siglo XIX de Melchor María Mercado, destaca la presencia de la alegoría del mundo al revés:

«Mundo al revés. Melchor María Mercado».(Rivera Cusicanqui, 2015)

(…)la iglesia como nido de corrupción; el sistema judicial marcado por la ambición y la doble moral; un mundo al revés en el que los papeles de trabajadores y bueyes de labranza resultan invertidos. Este es a la vez un diagnóstico lúcido de las brechas entre las normas que regulan la relación entre dominantes y dominados, basadas en ideales republicanos de igualdad y libertad, y aquellas prácticas sociales que reproducen la inequidad, el autoritarismo y la injusticia de modo cotidiano.

(Rivera Cusicanqui, 2015)

Carnaval, imágenes y libros se transportan y tienen la potencia de cruzar fronteras, entre lo real y la ficción. Abren el camino de la deserción del orden reinante, desarman el espacio-tiempo y cambian la lógica racional por otra, impermanente, siempre en fuga y siempre colectiva. El poder de las imágenes de carnaval reside en dar vuelta la cosa, mostrar las arbitrariedades de jerarquías sociales, para abrir la posibilidad a la creación de otros mundos. De fiesta y popular.

Fuentes:

Bajtin, Mijail ([1941]1987). La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de Francois Rabelais. Buenos Aires, Alianza Editorial

 Rivera Cusicanqui, Silvia (2015) Sociología de la imagen. Buenos Aires, Tinta Limón

Guadalupe Arrriegue

 

* Guadalupe Arriegue es artista visual y escritora. Licenciada en Letras (UBA) y maestranda en Prácticas Artísticas Contemporáneas en la Escuela de Arte y Patrimonio (UNSAM), donde es docente de historia y análisis de la imagen en las licenciaturas de Fotografía y Cine Documental. Coordina la biblioteca Turma.

La colección de Ch’alla Ediciones, editorial del norte de Chile tiene su sede en la ciudad de Arica, triple frontera Chile-Bolivia-Perú y se pueden ver en la biblioteca Turma, que atesora su colección para abrirla a todo el público interesado en abrir este universo.

Para más información de este y otros ejemplares, escribir a biblioteca@somosturma.com.

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